Los juegos infantiles al aire libre es cualquier actividad lúdica que los niños realizan fuera de las aulas y del hogar, en contacto con entornos exteriores. Incluye desde juegos libres espontáneos en el patio o parque, hasta actividades más organizadas dirigidas por docentes en el recreo o en educación física.
A diferencia del juego en interiores, el juego al aire libre ofrece a los niños un espacio amplio para correr, explorar la naturaleza y usar todos sus sentidos. Por ejemplo, trepar árboles, perseguir burbujas o jugar con arena son formas de juego al aire libre típicas de la infancia.
Este tipo de juego es el medio natural de aprendizaje y desarrollo para los niños, ya que fomenta la creatividad, la exploración y la interacción social en un entorno menos restrictivo.
En pocas palabras, jugar al aire libre significa aprender jugando en contacto con el mundo real, lo que resulta vital para un desarrollo infantil equilibrado.
Dicho esto, a lo largo de esta entrada vamos a ir viendo progresivamente qué son y cómo podemos aprovecharlos al máximo.
¿Cuáles son los beneficios de los juegos infantiles al aire libre?
Los beneficios de los juegos infantiles al aire libre son numerosos y están respaldados por expertos en educación y salud infantil. Numerosos estudios destacan que los niños que juegan frecuentemente fuera disfrutan de mejor salud física, más habilidades sociales y un estado emocional más positivo.
De hecho, organismos internacionales como la OMS recomiendan al menos 60 minutos diarios de actividad física en niños para contribuir a su salud y desarrollo. A continuación, vamos a enumerar algunos beneficios clave del juego al aire libre en la infancia:
- Desarrollo físico y motriz. Correr, saltar, escalar y jugar activamente mejora la coordinación, el equilibrio y la fuerza.
- Salud mental y emocional. Estar fuera reduce el estrés y la ansiedad. Los niños liberan energías, mejoran su estado de ánimo y aumentan su independencia.
- Habilidades sociales. En el parque o patio, aprenden a jugar en equipo, a compartir, negociar reglas y resolver conflictos de forma natural.
- Creatividad y contacto con la naturaleza. Usan más la imaginación. Un simple palo puede ser una varita mágica, y un charco se convierte en un océano. Además, exploran el entorno, aprenden sobre plantas, insectos y clima, desarrollando su curiosidad científica y amor por la naturaleza.
- Mejora del rendimiento académico. Varias escuelas observan que los alumnos que pasan tiempo fuera luego se concentran mejor en clase y muestran más motivación por aprender.
¿Qué juegos al aire libre son adecuados para cada edad?
Cada edad de la etapa tiene juegos al aire libre que son más apropiados a sus capacidades y gustos, como es lógico. Por este motivo, presentamos algunos ejemplos concretos de juegos infantiles al aire libre recomendados según la etapa de desarrollo:
- Niños de 1 a 3 años (primera infancia). A esta edad temprana, el juego al aire libre se centra en la exploración sensorial y el movimiento básico. Por ejemplo, jugar en el arenero, perseguir burbujas de jabón, etc.
- Niños de 3 a 6 años (edad preescolar). En esta etapa surgen los juegos tradicionales al aire libre y de imitación. Juegos sencillos como la rayuela pintada con tiza en el suelo, el escondite, el pilla-pilla (juego de persecución) o el juego del pañuelo son muy apropiados. También disfrutan con circuitos sencillos de obstáculos (rodar, pasar por túneles de tela, saltar aros) que desarrollan su psicomotricidad.
- Niños de 6 a 12 años (edad primaria). En la niñez mayor los juegos pueden ser más desafiantes físicamente y con reglas más elaboradas. Aquí encajan juegos de equipo y competencia amistosa. Por ejemplo, balón prisionero. Otra idea son las búsquedas del tesoro o gymkanas.
Ahora bien, hacemos hincapié en que todos estos juegos se pueden adaptar a necesidades educativas especiales. Por ejemplo, un niño con movilidad reducida puede participar en el escondite si adaptamos las reglas (que pueda esconderse en lugares accesibles y contar con un compañero). En la misma línea, un alumno con TEA (trastorno del espectro autista) podría disfrutar de la búsqueda del tesoro si le damos instrucciones visuales claras o le asignamos un rol específico dentro del grupo. Es decir, la clave es flexibilizar las dinámicas para que cada niño, sin importar su condición, encuentre un rol divertido en el juego al aire libre.
¿Cómo adaptar el espacio para juegos infantiles al aire libre?
Ciertamente, un entorno bien preparado es clave para no poner en riesgo la calidad y seguridad del juego al aire libre. Es decir, cualquier espacio exterior, por pequeño que sea, puede convertirse en un área de juegos infantil segura y estimulante con algo de planificación. Los docentes y familias pueden adaptar el espacio siguiendo estas recomendaciones prácticas:
- Seguridad ante todo. Con esto nos referimos a que el terreno esté limpio y libre de objetos peligrosos antes de jugar.
- Espacios versátiles y materiales accesibles. Es importante que en ese espacio puedan convivir diferentes juegos. Desde Academikast te recomendamos que, por ejemplo, diseñes talleres por rincones y que cada uno de ellos esté pensado para una actividad en concreto: un rincón para cuentos, otro para circuitos, etc.
- Inclusión. No olvides considerar las necesidades educativas específicas de tu alumnado. Es decir, debes garantizar accesos sin barreras y utilizar adaptaciones físicas (como columpios adaptados, por ejemplo). Ninguna característica personal debe impedir a uno de tus niños participar.
Conclusión
Con todo, podemos decir que los juegos infantiles al aire libre son una herramienta de desarrollo y aprendizaje, que puede generar experiencias de aprendizaje muy positivas que no se logran dentro del aula.
Por tanto, docentes y familias deben buscar, de alguna forma, que se lleven a cabo estas actividades. Sobre todo porque, al final, no podemos olvidar que con ello ayudamos a crecer a niños más sanos, felices y con mayores habilidades sociales.
Por otro lado, adaptar los espacios y las dinámicas para que todos los niños participen –sin importar su edad o capacidad– asegura, de alguna forma, una experiencia inclusiva.
Nuestra propuesta desde Academikast es que hagamos del juego al aire libre una parte esencial de la rutina, ya que a través de él los niños conocen su hábitat, aprenden a convivir y construyen buenos recuerdos que jamás olvidarán. Recordemos que son niños, y para los niños aprender tendría que ser sinónimo de jugar.
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