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La neurodivergencia y el cerebro divergente

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La neurodivergencia es un concepto que describe las distintas maneras en las que puede funcionar el cerebro humano. Por tanto, reconoce que condiciones como el autismo, el TDAH o la dislexia son variaciones naturales del desarrollo neurológico. Estas diferencias son relativamente comunes, y se estima que entre un 10% y un 20% de la población mundial es neurodivergente.

Comprender qué es la neurodivergencia y sus implicaciones ayuda a construir una sociedad más inclusiva y consciente de la diversidad en la forma de pensar y aprender. Por este motivo, en esta entrada del Blog abordaremos las preguntas estrella relacionadas con este tema. Es decir, qué es, los tipos principales que existen, cómo funcionan los cerebros neurodivergentes, y cuál es la relación de la neurodivergencia con las altas capacidades y el TDAH.

¿Qué es la neurodivergencia?

La neurodivergencia es aquello que describe diferencias naturales en el funcionamiento neurológico de las personas​.

Es un término acuñado en los años 90 que plantea que estas variaciones forman parte de la diversidad humana y no deben verse como defectos​.

En otras palabras, neurodivergencia abarca condiciones del neurodesarrollo (autismo, TDAH, dislexia, dispraxia, etc.) en las que el cerebro funciona de manera diferente a lo “típico”.

Este enfoque recuerda que no existe una única forma “normal” de pensar o aprender, sino múltiples maneras igualmente válidas.

¿Cuáles son los tipos de neurodivergencia?

Existen diversos tipos de neurodivergencia asociados a condiciones neurológicas específicas. Por ejemplo, el trastorno del espectro autista (TEA), el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la dislexia, la dispraxia y la discalculia se consideran neurodivergencias comunes.

Además, también suelen incluirse otros tipos como el síndrome de Tourette y trastornos del procesamiento sensorial dentro de este espectro​. De hecho, todas estas condiciones implican formas diferentes de procesar la información y de aprender, en comparación con lo quizá mal llamado «típico».

¿Cómo funciona un cerebro neurodivergente?

Un cerebro neurodivergente funciona de manera distinta al neurotípico debido a variaciones en la estructura o conectividad neuronal.

Por tanto, esto significa que procesa la información de forma diferente a como lo hace la «norma», a menudo activando rutas cerebrales atípicas para tareas cotidianas.

La manifestación de estas diferencias varía según la condición. Estudios señalan que los cerebros autistas pueden mostrar una atención extrema al detalle y habilidades lógicas excepcionales, mientras que en el TDAH existe una tendencia a la distracción pero también capacidad de hiperconcentrarse creativamente en los intereses propios.

¿Qué significa ser neurodivergente?

Ser neurodivergente implica tener un funcionamiento neurológico diferente al estándar. Por tanto, esto influye en cómo se piensa, se aprende o se interactúa socialmente.

En otras palabras, una persona neurodivergente experimenta el mundo de forma única. Puede enfrentar retos en entornos diseñados para la mayoría (por ejemplo, en un sistema educativo inflexible), a la vez que aporta habilidades especiales o perspectivas novedosas.

No debe verse la neurodivergencia como un “problema”, sino valorarse las fortalezas y aportes que ofrecen quienes piensan diferente. Es decir, cada individuo vive su neurodivergencia de forma personal e irrepetible y somos nosotros como sociedad quien debe comprender esta parte y respetarla.

¿Cómo identificar la neurodivergencia?

La identificación de la neurodivergencia comienza por reconocer los signos característicos de cada condición. No existe un único test de neurodivergencia que abarque todas las variantes. Por esta razón, lo que se hace es emplear evaluaciones específicas según la sospecha (por ejemplo, pruebas diagnósticas para autismo, TDAH, dislexia, etc.).

Dicho esto, si alguien cree que podría ser neurodivergente, lo recomendable es acudir a un especialista en salud mental para una evaluación profesional. Dicha evaluación estará apoyada en herramientas clínicas basadas en evidencia que distinguen entre condiciones de síntomas similares.

Los cuestionarios online pueden ofrecer pistas, pero sus resultados no son concluyentes. Por tanto, identificar patrones en uno mismo es un inicio, pero solo un diagnóstico oficial puede confirmar la neurodivergencia. En consecuencia, solo ese diagnóstico puede permitir el acceso a apoyos adecuados.

¿La neurodivergencia y las altas capacidades están relacionadas?

La relación entre la neurodivergencia y las altas capacidades intelectuales (AACC) ha ganado reconocimiento. Si bien la superdotación intelectual no se considera un trastorno, representa un desarrollo cognitivo distinto al «típico», similar a otras neurodivergencias. No obstante, hay expertos incluyen la superdotación bajo el paraguas de la neurodivergencia.

Las personas con AACC procesan la información de forma muy rápida y profunda, mostrando gran curiosidad desde temprana edad. Al mismo tiempo, pueden aburrirse en entornos poco estimulantes, ser muy sensibles emocionalmente o tener dificultades para encajar.

Reconocer las altas capacidades dentro de la neurodiversidad es aceptar que un intelecto excepcional es otra variación natural del cerebro humano.

Descubre más sobre  qué es la alta capacidad intelectual (ACI).

¿Cómo afecta la neurodivergencia a las personas con TDHA?

La neurodivergencia afecta a las personas con TDHA (El (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) en tanto que esta es un tipo común de neurodivergencia. Entonces, para quienes tienen TDAH el cerebro gestiona la atención y la impulsividad de forma atípica. En consecuencia, esto se traduce en dificultades para mantener la concentración en tareas monótonas, distracción frecuente, inquietud motora e impulsividad.

Ahora bien, esto provoca que la persona se sienta desbordada y tenga problemas para organizarse, algo vinculado a diferencias neurobiológicas (por ejemplo, una regulación inusual de la dopamina).

Aun así, el TDAH no trae solo desafíos, sino también fortalezas. Muchas personas con TDAH son muy creativas, y de hecho obtienen puntajes más altos en pruebas de creatividad que la población sin TDAH. Además, cuando una actividad les interesa pueden sumergirse en ella con un nivel de concentración excepcional (hiperfoco).

Por tanto, entender el TDAH como neurodivergencia ayuda a reconocer que estas conductas no son “pereza”, sino el reflejo de un cerebro diferente.

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