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Dificultades del aprendizaje: definición, tipos y ejemplos

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Cuando hablamos de dificultades del aprendizaje (a veces llamadas dificultades en el aprendizaje), nos referimos a ciertos obstáculos persistentes que impiden a algunos estudiantes adquirir conocimientos o destrezas al ritmo esperado. En términos oficiales, se trata de dificultades significativas y duraderas en habilidades académicas básicas, como la lectura, la escritura o el cálculo​.

¿Qué son las dificultades del aprendizaje?

Las dificultades de aprendizaje son impedimentos para la adquisición de conocimientos o destrezas.

Estas dificultades no se deben a falta de motivación, problemas de inteligencia ni a una enseñanza deficiente, sino a diferencias neurobiológicas en la manera de procesar la información. Es decir, el alumno puede tener un coeficiente intelectual promedio o alto, pero encuentra barreras específicas para aprender ciertos contenidos. Entender qué son las dificultades del aprendizaje es el primer paso para apoyar a quienes las experimentan.

¿Qué tipos de dificultades de aprendizaje existen?

Existen varios tipos de dificultades de aprendizaje, comúnmente englobados bajo el término dificultades específicas del aprendizaje (DEA). Cada tipo afecta un área particular del rendimiento escolar. Entre los más frecuentes podemos destacar:

  • Dislexia (dificultad en la lectura): trastorno de la lectoescritura que dificulta reconocer y descodificar las palabras. Un estudiante con dislexia puede confundir letras, leer muy lentamente o no comprender bien lo que lee.
  • Disgrafía (dificultad en la escritura): afecta a la expresión escrita. Puede manifestarse en letra ilegible, problemas para estructurar oraciones o en la ortografía (por ejemplo, invertir u omitir letras)
  • Discalculia (dificultad en las matemáticas): trastorno que dificulta el razonamiento numérico y el cálculo. Es decir, quien la padece puede tener problemas para entender operaciones básicas, secuenciar pasos de un problema o recordar datos numéricos.
  • Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH): aunque se trata de un trastorno del neurodesarrollo, su impacto en el aprendizaje es notable. Entonces, el alumno con TDAH tiene dificultades atencionales y de control de impulsos que interfieren en su rendimiento escolar (por ejemplo, le cuesta concentrarse en clase o finalizar tareas).

En definitiva, cada una de estas dificultades podría aparecer sola o junto a otras. Por tanto, identificarlas correctamente es crucial, ya que cada tipo de dificultad de aprendizaje requiere estrategias de apoyo específicas para ayudar al alumno a progresar. 

¿Cuáles son ejemplos de dificultades de aprendizaje?

Para comprender mejor estas dificultades, vamos a ver algunos ejemplos prácticos que suelen observarse en el aula y en casa:

  • Lectura (Dislexia): Juan, de 8 años, confunde letras con formas similares (lee “b” en lugar de “d”) y omite palabras al leer en voz alta. A pesar de ser inteligente y curioso, la lectura le produce frustración – un claro ejemplo de dislexia.
  • Escritura (Disgrafía): Sara narra historias oralmente con mucho detalle, pero al escribirlas comete errores ortográficos constantes y su letra es muy difícil de entender. Por tanto, la escritura muestra cómo la disgrafía impacta su rendimiento.
  • Matemáticas (Discalculia): Carlos, en 5º de primaria, aún cuenta con los dedos para sumar y tiene problemas para distinguir entre números como el 6 y el 9. En clase de matemáticas se bloquea con ejercicios sencillos. Su caso es indicativo de discalculia.
  • Atención (TDAH): Lucía se distrae con cualquier estímulo durante las explicaciones. Olvida copiar los debere. Aunque comprende la materia, tiene despistes constantes que son un ejemplo de cómo las dificultades de atención afectan su aprendizaje.

Como podemos ver, estos casos ilustran que las dificultades de aprendizaje se manifiestan de formas variadas. No todos los niños con dislexia presentan los mismos síntomas, ni todas las dificultades en matemáticas implican discalculia. Por este motivo, consideramos que es importante una evaluación profesional que determine la causa de las dificultades de cada alumno.

¿Cómo impactan las dificultades del aprendizaje en la educación actual?

Las dificultades del aprendizaje tienen un impacto profundo en la trayectoria educativa si no se abordan a tiempo. Estudios recientes muestran datos preocupantes: entre un 5% y un 10% de la población escolar padece algún trastorno del aprendizaje o del neurodesarrollo, como dislexia o TDAH

Como resultado, es común que arrastren esas barreras durante la secundaria, aumentando el riesgo de fracaso escolar. Un informe de 2024 destaca que problemas como la dislexia o el déficit de atención están detrás de muchos casos de abandono escolar en España.

No es casualidad que aproximadamente el 13% de los jóvenes no termine la educación secundaria, siendo las dificultades de aprendizaje no atendidas un factor clave.

Además del impacto académico (bajo rendimiento, repetición de curso o abandono), existen consecuencias emocionales y sociales. Los niños con dificultades de aprendizaje a menudo sufren baja autoestima, ansiedad o desmotivación, al compararse con sus compañeros y sentirse “menos capaces”. Según expertos, estos alumnos tienen también una alta prevalencia de dificultades socioemocionales, lo que los hace más vulnerables a problemas de conducta.

Por último, a largo plazo, si las dificultades no se abordan como se debe, pueden influir en la vida adulta. Se asocian con menor cualificación profesional, y, en consecuencia, menos oportunidades laborales y mayor riesgo de precariedad. Esto deriva, a grandes rasgos, en un sujeto que no es independiente y autónomo para vivir por sí mismo. 

¿Por qué es importante abordar las dificultades de aprendizaje?

Abordar estas dificultades es fundamental para una educación inclusiva y de calidad. En primer lugar, detectar de forma precoz cualquier problema de aprendizaje permite intervenir cuando el cerebro del niño tiene más plasticidad. Los especialistas señalan que muchas de estas dificultades son reversibles o pueden mitigarse si se trabajan desde los primeros años de escolarización.

Por ejemplo, con apoyos en lectura, un niño disléxico puede aprender a compensar su dificultad y evitar que se convierta en una brecha insalvable. Además, abordar las dificultades del aprendizaje no solo mejora las calificaciones, sino también la autoestima y motivación del estudiante. Es decir, al sentir que puede avanzar, recupera la confianza en sí mismo.

Por otro lado, los docentes y las familias juegan un papel clave. Una vez identificadas las necesidades del alumno (idealmente mediante evaluaciones psicopedagógicas oficiales), se deben aplicar adaptaciones y estrategias en el aula. De hecho, esto puede incluir métodos de enseñanza multisensoriales, más tiempo en exámenes o el uso de tecnología de apoyo. 

Las administraciones educativas también proveen recursos y orientaciones – por ejemplo, programas específicos del Ministerio de Educación y consejerías autonómicas – para ayudar a estos alumnos en su trayectoria.

 

Conclusión

Con todo, podemos decir que afrontar las dificultades del aprendizaje es una responsabilidad compartida. Cada niño merece la oportunidad de desarrollar su potencial, independientemente de los obstáculos que encuentre al aprender. ¿Qué aconsejamos desde Academikast? Si eres padre, madre o educador y sospechas que un menor a tu cargo tiene alguna dificultad de aprendizaje, no esperes. Busca orientación profesional, infórmate en fuentes oficiales y encuentra las ayudas necesarias 

Aprende más

Si te has quedado con ganas de más,  puedes seguir leyendo sobre las dificultades del aprendizaje en esta entrada de nuestro Blog. Pero, si lo que quieres es profundizar y obtener herramientas con las que ayudar a tu alumnado, no te puedes perder nuestro curso online homologado en Dificultades del Aprendizaje e Intervención Psicoeducativa. Se trata de un curso baremable para oposiciones, por lo que podrás aumentar tu baremo de méritos presentando tu certificado universitario del curso.

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