Si eres formas parte de manera activa del cuerpo de maestros o profesores o estás preparándote para ello, sabrás lo importante que es tener la capacidad suficiente para gestionar la atención a la diversidad dentro del aula. Por ejemplo, el trastorno de la comunicación social.
Bien, en esta entrada del Blog vamos a tratar de definir qué es el trastorno de la comunicación social, qué síntomas presenta para que podamos identificarlo cuanto antes y generar estrategias de intervención.
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¿Qué es el trastorno de la comunicación social?
Como posiblemente sabr´ás, el trastorno de la comunicación social (TCS) es una condición del desarrollo que se caracteriza por dificultades persistentes en el uso social de la comunicación verbal y no verbal. Es decir, los niños con TCS pueden tener un habla gramaticalmente correcta, pero no saben utilizarla adecuadamente en contextos sociales.
El TCS fue reconocido como diagnóstico independiente recientemente (DSM-5, 2013) para distinguir mejor estos casos de otros trastornos. Por ejemplo, a diferencia del autismo, en el TCS no aparecen intereses restringidos ni comportamientos repetitivos. Tampoco implica problemas sensoriales ni falta de capacidad intelectual: el desafío principal está en la pragmática del lenguaje (cómo se usa el lenguaje para comunicarse).
En resumen, el TCS (también llamado trastorno pragmático de la comunicación) se refiere a niños que hablan con normalidad pero tienen dificultades para comunicarse socialmente.
¿Cuáles son las diferencias entre el trastorno del lenguaje y el trastorno de la comunicación social?
Por otro lado, es un error muy común confundir el TCS con un trastorno del lenguaje clásico, pero son condiciones distintas. En el trastorno del lenguaje, el niño tiene dificultades para adquirir y usar las reglas del idioma: puede presentar vocabulario limitado, errores gramaticales, problemas para comprender instrucciones o para expresar ideas con claridad.
En cambio, en el trastorno de la comunicación social, las estructuras del lenguaje (vocabulario, gramática) suelen estar dentro de lo esperado para su edad. Lo que falla es la utilización del lenguaje en contextos sociales.
En otras palabras, un niño con trastorno del lenguaje podría decir frases incorrectas o no entender palabras, mientras que un niño con TCS construye frases bien formuladas pero no sabe iniciar una conversación, alternar turnos al hablar o adaptar su lenguaje al interlocutor.
Dicho esto, es necesario destacar que ambos trastornos pueden coexistir en algunos casos, pero un niño con TCS puro “no tiene impedimentos para entender la gramática” y sí muestra marcadas dificultades pragmáticas. Para los docentes, la pista es observar qué tipo de errores comete el alumno: si son lingüísticos (forma del lenguaje) o sociales (uso del lenguaje). Por tanto, aquí es donde como docentes debemos prestar atención y así identificar correctamente estas diferencias para ofrecer el apoyo que se necesita.
¿Cuáles son los síntomas del trastorno de la comunicación social en niños?
Los síntomas del trastorno de la comunicación social en niños se evidencian en su manera de interactuar con los demás. A continuación, se presentan las señales más características que un docente puede observar en el aula:
- Dificultad para saludar y conversar adecuadamente. El niño puede no saludar a las personas o hacerlo de forma inapropiada. De la misma forma, muestra dificultades para iniciar o mantener una conversación y para compartir temas de interés cuando el contexto social lo sugiere.
- Escasa adaptación del lenguaje al contexto. Se comunica con cierta rigidez, usando el mismo tono y vocabulario independientemente de la situación. Le cuesta adaptar su forma de hablar si está en el juego con compañeros, en clase con el docente o con desconocidos. Esto puede hacer que su discurso suene demasiado formal o, por el contrario, fuera de lugar, porque no ajusta su comunicación al interlocutor.
- Problemas con las normas de conversación y la comunicación no verbal. No respeta bien los turnos de palabra, interrumpiendo o quedándose callado en momentos inoportunos. Si no se le entiende, no busca reformular lo dicho para hacerse comprender. Además, tiene dificultades para emplear o interpretar el lenguaje no verbal: contacto visual escaso, pocas expresiones faciales o gestos inadecuados para lo que está narrando.
- Interpretación literal del lenguaje. Tiende a entender todo de forma literal. Presenta una marcada dificultad para comprender dobles sentidos, ironías, bromas o metáforas.
- Poca reciprocidad social e integración con pares. A consecuencia de estas anomalías pragmáticas, se suelen dar dificultades para hacer amigos y participar en juegos de grupo.
¿Cómo detectar un trastorno de la comunicación social en el aula?
Por otro lado, detectar un trastorno de la comunicación social en el aula implica que el docente esté atento a las conductas comunicativas cotidianas del alumno. Desde Academikast te damos a continuación algunos pasos y consideraciones para identificar posibles indicios de TCS:
- Observación sistemática. El docente debe fijarse si, con relativa frecuencia, el alumno muestra lo algo de lo comentado con anterioridad. Por ejemplo, ¿evita el contacto visual cuando le hablan? ¿Interviene en clase fuera de turno o con comentarios irrelevantes al tema? ¿Le cuesta conectar con sus compañeros en juegos o trabajos en grupo por su forma de comunicarse?
- Diferenciar de otras dificultades. Antes de llegar a la conclusión de que se trata de un TCS, primero tenemos que descartar otros problemas. El docente puede verificar si el niño comprende las instrucciones básicas (para descartar un trastorno del lenguaje receptivo o problemas de audición). Además, conviene también observar si existen signos de autismo que, de alguna forma, pudieran encajar. Si cuando escuchamos al niño su lenguaje presenta errores gramaticales grandes, podría tratarse de un trastorno del lenguaje o una combinación de ambos.
- Consulta con especialistas del centro. Ante la sospecha, el docente debe derivar la situación al equipo de orientación o al especialista en Audición y Lenguaje de la escuela. De hecho, estos profesionales podrán realizar evaluaciones más formales de la comunicación pragmática del alumno.
- Entrevista con la familia. En cualquiera de estos casos, siempre será útil hablar con los padres o tutores legales para conocer el comportamiento comunicativo del niño en casa y en otros entornos. Los comentarios de la familia pueden ser de gran ayuda.
¿En qué consiste la intervención educativa en el trastorno de la comunicación social?
La intervención educativa en el trastorno de la comunicación social requiere un enfoque multidisciplinar e inclusivo. Una vez identificado el alumno con TCS, es indispensable planificar apoyos y estrategias dentro del entorno escolar para mejorar sus habilidades comunicativas. A continuación, vamos a describir las claves de una intervención educativa efectiva:
- Plan individualizado y trabajo en equipo. En primer lugar, se tiene que elaborar, junto al equipo de orientación, un plan de apoyo individual (adaptación curricular no significativa o medidas de atención a la diversidad) centrado en objetivos de comunicación social. En este plan deben involucrarse el tutor, el especialista en Audición y Lenguaje (AL) y, si existe, el maestro de Pedagogía Terapéutica (PT).
- Enseñanza explícita de habilidades sociales comunicativas. A diferencia de sus compañeros, el alumno con TCS necesita que las reglas sociales del lenguaje se le enseñen de forma explícita. De hecho, el docente puede programar actividades específicas en el aula para practicar saludar, pedir turnos de palabra, iniciar conversaciones o expresar opiniones de forma apropiada.
- Uso de apoyos visuales y rutinas estructuradas. Las pautas visuales son aliadas en la intervención. El profesor puede implementar sistemas sencillos como tarjetas o pictogramas que recuerden al alumno cuándo debe escuchar, cuándo es su turno de hablar o qué expresión facial es apropiada en determinada situación. Asimismo, establecer rutinas de comunicación (como rondas de saludos al iniciar el día) ayuda al niño con TCS a anticipar y comprender las situaciones comunicativas.
- Adaptación del lenguaje del docente y del entorno. Es importante que el docente evite modismos, ironías o instrucciones ambiguas sin explicación.
- Refuerzo positivo y seguimiento continuo. Cada progreso en habilidades sociales debe ser reconocido. El docente puede elogiar y reforzar cuando el alumno logra esperar su turno para hablar o cuando consigue mantener una conversación breve con un compañero.
Ejemplo práctico de intervención en el aula
Bien, explicado y entendido todo lo anterior, veamos un ejemplo práctico. Imaginemos un caso concreto: Sandra, alumna de 2.º de Primaria con TCS, interrumpe constantemente durante los debates en clase y sus comentarios suelen estar fuera de tema.
Para ayudarla, su maestra implementa una estrategia sencilla: el juego del “objeto para hablar”. En las discusiones grupales, solo puede hablar quien tenga en sus manos un objeto designado (por ejemplo, un peluche pequeño).
La maestra practica con Sandra previamente cómo esperar su turno. Le entrega el peluche, ella dice su idea sobre el tema, y luego debe pasarlo al siguiente compañero. Con esta dinámica, María va entendiendo la regla de la conversación por turnos. La docente también coloca en el corcho de clase un cartel con los pasos “escuchar, levantar la mano, esperar, hablar”, que repasa antes de cada debate.
Cuando pasan unas semanas, Sandra interrumpe mucho menos y comienza a aportar comentarios que son más pertinentes porque ha aprendido a ajustarse al tema y al turno de palabra.
¿Ves? No hace falta pensar en una adaptación compleja, a veces menos es más. De hecho, en este caso una adaptación sencilla en la dinámica de aula puede mejorar significativamente la participación comunicativa de un alumno con TCS.
Conclusión
En conclusión, el trastorno de la comunicación social es un desafío invisible que requiere de la atención proactiva de los docentes. Un maestro con experiencia y formación puede marcar la diferencia detectando estos signos a tiempo y aplicando estrategias inclusivas en su programación didáctica.
Cada ajuste en el aula contribuye a que el alumno con TCS se sienta comprendido e integrado. Motivamos a todos los docentes en activo y a futuros opositores a estar alerta a las señales de TCS en sus alumnos y a incorporar, desde la planificación, medidas que favorezcan la comunicación para todos.
Fomentar una comunicación efectiva e inclusiva no solo beneficiará al niño con TCS, sino que enriquecerá la convivencia y el aprendizaje de todo el grupo, cumpliendo así con la misión de una educación verdaderamente inclusiva.
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Esperamos que esta entrada haya sido de gran ayuda para ti y hayas podido comprender la importancia del trastorno social en la comunicación dentro del aula.
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