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Neuroplasticidad: ¿cuáles son sus beneficios?

neuroplasticidad

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Cada vez son más los docentes que se interesan por la neuroplasticidad y los posibles beneficios que tiene de cara al proceso de enseñanza-aprendizaje. 

En esta entrada hablaremos de esta temática tan interesante y trataremos de responder algunos interrogantes en relación con ella. 

Prepárate, ¡empezamos!

¿Qué es la neuroplasticidad?

La neuroplasticidad, también llamada plasticidad cerebral, es la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse a lo largo de la vida.

En términos sencillos, el cerebro puede modificar su estructura y funciones en respuesta a nuestras experiencias, aprendizajes e incluso lesiones. Por tanto, cada vez que adquirimos una nueva habilidad o conocimiento, se crean o refuerzan conexiones entre las neuronas (sinapsis).

Ciertamente, podemos decir que aprender literalmente cambia el cerebro, en tanto que el aprendizaje fortalece las redes neuronales que más utilizamos y debilitando las que se usan menos.

Por ejemplo, a día de hoy sabemos que surgen neuronas nuevas (neurogénesis) incluso en la adultez, especialmente en zonas de memoria. De hecho, gracias a esta flexibilidad, nunca es tarde para aprender o recuperar funciones. Por ejemplo, tras un ictus el cerebro puede reorganizarse y reasignar funciones dañadas a áreas sanas.

¿Qué tipos de neuroplasticidad existen?

Por otro lado, el término neuroplasticidad abarca diferentes formas en las que el cerebro cambia. Es más, principalmente distinguiremos dos tipos de neuroplasticidad:

  • Plasticidad funcional. Es la habilidad del cerebro para reasignar funciones de una zona a otra. Es decir, si una región cerebral se daña, otras áreas pueden asumir esas funciones para compensar. 
  • Plasticidad estructural. En este caos, esta implica cambios físicos en la anatomía del cerebro. Incluye la creación de nuevas neuronas y conexiones sinápticas. De hecho, esta plasticidad ocurre con cada aprendizaje: las neuronas forman o fortalecen conexiones para almacenar la nueva información.

En resumen, la neuroplasticidad abarca cambios tanto funcionales como estructurales en el cerebro ante cada reto o experiencia.

¿Qué factores potencia la neuroplasticidad?

Aunque la neuroplasticidad ocurre de forma natural, ciertos factores pueden potenciarla significativamente. Es más, conocerlos es valioso para optimizar el aprendizaje en el aula. Entre los principales factores que favorecen un cerebro más plástico se encuentran:

  • Ejercicio físico regular. Esto se debe a que la actividad física aumenta el riego sanguíneo y estimula la formación de neuronas. El ejercicio aeróbico ha demostrado mejorar la memoria y otras funciones cognitivas.
  • Estimulación mental y entorno enriquecido. La plasticidad cerebral se ve favorecida cuando se mantiene la mente activa con nuevos retos intelectuales y se vive en un entorno rico en estímulos.
  • Motivación, atención y emociones positivas. Si como estudiantes estamos motivados y podemos concentrarnos, estamos facilitando cambios neuronales. De hecho, las emociones positivas mejoran la consolidación del aprendizaje, mientras el estrés crónico la dificulta
  • Descanso y sueño de calidad. Bueno, y aquí algo clave. Dormir bien es imprescindible para consolidar recuerdos. Durante el sueño, el cerebro refuerza conexiones importantes y elimina las que no necesita. De esta forma, se optimizan los circuitos que formamos durante el día.
  • Alimentación saludable. Una dieta rica en nutrientes (ácidos grasos omega-3, antioxidantes, vitaminas) favorece el crecimiento y la salud de las neuronas.

En cambio, la falta de estímulos, el estrés crónico o el sedentarismo tienden a reducir la plasticidad cerebral. No obstante, la buena noticia es que, incluso en esos casos, introducir hábitos saludables a cualquier edad puede reactivar la capacidad de adaptación del cerebro.

factores para aplicar la neuroplasticidad

¿Cómo aplicar la neuroplasticidad en la educación para mejorar el aprendizaje?

Bien, saber qué es la neuroplasticidad y qué la potencia permite a los docentes diseñar estrategias de enseñanza más efectivas. Si el cerebro de los alumnos está en continuo cambio, las prácticas educativas pueden aprovechar esa capacidad para mejorar el rendimiento y la motivación. Dicho esto, algunas formas de aplicar la neuroplasticidad en contextos de enseñanza-aprendizaje son:

  • Crear entornos de aprendizaje ricos. Se debe variar metodologías y actividades en clase, ya que esto ofrece múltiples estímulos y activa diversas áreas cerebrales. 
  • Fomentar la práctica y la repetición espaciada.  Repetir habilidades o contenidos con intervalos refuerza las sinapsis involucradas y consolida el conocimiento. Releer un texto en días distintos ayuda a retener la información a largo plazo.
  • Promover la motivación y un clima positivo. Un estudiante motivado que no tiene miedo a equivocarse aprende más y mejor, está claro. De hecho, es clave propiciar un clima emocional positivo. Es decir, si el error se ve como oportunidad de mejora, se reduce la ansiedad. Esto, además, hace que el cerebro siga probando estrategias nuevas en lugar de bloquearse.
  • Incorporar actividad física y descansos cerebrales. La integración de pequeñas sesiones de ejercicio o juegos activos durante la jornada escolar puede mejorar la atención y disposición para aprender. Asimismo, pequeñas pausas entre tareas exigentes (brain breaks) permiten asimilar la información y evitar la saturación. 
  • Enseñar metacognición y mentalidad de crecimiento. Dar una explicación a los alumnos sobre cómo aprende el cerebro les ayuda a dar un sentido de control sobre su aprendizaje. 
neuroplasticidad aplicada en educación

¿Por qué es importante fomentar entornos educativos que estimulen la neuroplasticidad?

Cierto es que fomentar entornos que estimulen la neuroplasticidad es crucial para desarrollar el potencial de cada estudiante. Un ambiente educativo rico en estímulos, permite que surjan más conexiones neuronales y que las ya existentes se fortalezcan.

Comprender estos principios refuerza el rol del docente como facilitador del cambio. Es decir, cada estrategia didáctica innovadora puede moldear positivamente el cerebro del alumno.

En resumen, la neuroplasticidad nos recuerda que el aprendizaje es un proceso dinámico. Con las estrategias adecuadas, es posible potenciar la memoria y la motivación de los estudiantes. De hecho, cultivar aulas que estimulen la neuroplasticidad significa sembrar en cada alumno la capacidad de adaptarse, de seguir aprendiendo durante su vida y de alcanzar su máximo desarrollo.

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Esperamos que esta entrada haya sido de gran ayuda para ti y hayas podido comprender la mejor qué es la neuroplasticidad y cómo puedes aprovecharla para el proceso de enseñanza-aprendizaje de tu alumnado

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Preguntas frecuentes

¿Qué es la neuroplasticidad?

 La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para adaptarse, reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida.

¿Qué tipos de neuroplasticidad existen?

Existen dos tipos principales: la neuroplasticidad funcional (reasignación de funciones cerebrales) y la estructural (cambios físicos en las conexiones neuronales).

¿Qué factores potencian la neuroplasticidad?

 El ejercicio físico, el aprendizaje constante, un entorno estimulante, el descanso adecuado, la alimentación saludable y el bienestar emocional potencian la neuroplasticidad.

¿Cómo puede aplicarse la neuroplasticidad en el aula?

 Mediante metodologías activas, variedad de estímulos, motivación, pausas activas, trabajo en equipo y refuerzo positivo, se aprovecha el potencial de la neuroplasticidad para mejorar el aprendizaje.

¿Por qué es importante que los docentes y opositores conozcan la neuroplasticidad?

Porque comprender cómo cambia el cerebro ayuda a diseñar estrategias educativas más eficaces y personalizadas, mejorando la motivación y el rendimiento del alumnado.

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