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¿Qué es la Alta Capacidad Intelectual (ACI)?

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Si has llegado hasta aquí es, probablemente, porque te hayas formulado la siguiente pregunta: ¿qué son las altas capacidades intelectuales? Bien, antes de nada, hablemos del significado de altas capacidades o ACI (Alta Capacidad Intelectual). Este término se refiere a las personas que comúnmente llamamos superdotadas; es decir, individuos con un potencial intelectual muy superior a la media. Tradicionalmente, se ha definido a alguien como altas capacidades por su coeficiente intelectual (CI), típicamente con un CI por encima de 130 (aproximadamente el 2% superior de la población).  De hecho, la Organización Mundial de la Salud considera “superdotada” a una persona con CI ≥ 130. Ahora bien, nuestro objetivo en esta entrada del Blog es analizar que es la ACI (Alta Capacidad Intelectual) y cómo es su reparto

Veremos, entonces, que ser altas capacidades va mucho más allá de un número. Los expertos actuales enfatizan que no existe un corte rígido igual para todos, y la identificación de la ACI debe ser multidimensional, considerando también la creatividad, el estilo de aprendizaje, la motivación y otras habilidades, no solo el CI. Como bien dijo Joseph Renzulli, el coeficiente intelectual no debería ser el único criterio para identificar a un alumno de alta capacidad. 

En resumen, las altas capacidades intelectuales se entienden hoy como un potencial por desarrollar, una manera de aprender mucho más rápida y diferente a la típica, que distingue a estas personas del resto de su edad.

¿Cuáles son las características comunes de las personas con ACI?

Bien, aunque cada persona con ACI es única, es cierto que comparten algunas características cualitativas en mayor o menor medida.  

Uno de nuestros cometidos en esta entrada es descubrir qué características comunes tienen las personas con ACI.  A continuación veremos algunas de las más habituales:

Curiosidad insaciable

Es quizá el rasgo más típico. Los niños con altas capacidades preguntan constantemente, muestran un gran interés por saber el “porqué” de las cosas y hacen preguntas de gran calidad​. Su afán por aprender puede parecer interminable.

Alta sensibilidad y perfeccionismo

Muchos estudios mencionan que estas personas suelen ser hipersensibles a nivel emocional y sensorial​. También tienden al perfeccionismo y a tener un agudo sentido de la justicia desde pequeños​.

Creatividad y originalidad

Muestran una fuerte creatividad y preferencia por hacer las cosas a su manera. Sus ideas pueden ser inusuales para su edad. Por ejemplo, a veces desarrollan intereses muy específicos (p. ej., astronomía, filosofía) que no son comunes en otros niños de su curso.

Aprendizaje rápido y enfocado

Cuando algo les apasiona, aprenden con sorprendente rapidez, se concentran profundamente y lo disfrutan enormemente. Pueden llegar a dominar un tema complejo en poco tiempo si les motiva.

Lenguaje avanzado

Suelen tener un vocabulario rico y una capacidad de razonamiento muy por delante de su edad. Es común que entiendan conceptos abstractos o complejos mucho antes que sus compañeros.

Desarrollo asincrónico

Este término significa que no todas las áreas de su desarrollo avanzan al mismo ritmo. Por ejemplo, es frecuente que su desarrollo intelectual (edad mental) sea muy superior a su edad cronológica, mientras que su desarrollo emocional o psicomotor sigue siendo el propio de su edad real. A esto se le llama a veces “síndrome de disincronía”, descrito por el psicólogo Jean-Charles Terrassier en 1994. En la práctica, esta asincronía puede hacer que, aunque un niño de 8 años entienda problemas a nivel de uno de 11, emocionalmente siga teniendo 8 y pueda frustrarse al no poder expresar con madurez todo lo que piensa.

Es importante destacar que no todas las personas con altas capacidades mostrarán todos estos rasgos, ni en la misma intensidad. Por ejemplo, algunos niños de ACI son muy precoces para hablar o leer (muchos superdotados hablaron temprano, algunos con vocabulario extenso desde los 2 años), pero no todos los niños con ACI fueron precoces, ni todos los niños precoces resultan ser de altas capacidades. Cada caso es diferente. Lo fundamental es entender que, aunque suelen compartir curiosidad, creatividad y sensibilidad, las altas capacidades no son homogéneas: cada persona tiene su perfil propio de fortalezas y debilidades.

Perfiles diversos dentro de las altas capacidades

Relacionado con lo anterior, dentro del “reparto” de características de las altas capacidades encontramos diferentes perfiles o tipos de ACI. No todas las personas ACI destacan en lo mismo ni de la misma forma. De hecho, desde hace décadas se han definido categorías para describir esta diversidad:

Superdotación

Se suele llamar así al perfil más “global”. En términos técnicos, implicaría destacar en todas o la mayoría de áreas cognitivas. Por ejemplo, según el modelo de Castelló & Batlle (1998) utilizado en España, un alumno superdotado puntúa por encima del percentil 75 en todas las aptitudes evaluadas. (es decir, rinde mejor que el 75% de su grupo en cada área). La superdotación implica un desarrollo bastante equilibrado de las diferentes capacidades intelectuales y la capacidad de usarlas de forma combinada. Dicho de forma simple, sería aquel niño o niña que parece bueno en todo: muy capaz en razonamiento verbal, lógico-matemático, espacial, creativo, etc., de forma relativamente uniforme. Cabe aclarar que incluso dentro de los superdotados puede haber áreas en las que unos destaquen más que otros, pero todos sus dominios están por encima de la media​.

Talento simple

Se refiere a quienes muestran un talento excepcional en un área específica. Por ejemplo, hay niños con un talento matemático extraordinario (capaces de comprender conceptos numéricos muy avanzados para su edad) pero cuyo rendimiento en otras áreas es simplemente promedio. Según el mismo modelo mencionado, se habla de talento simple cuando la persona está por encima del percentil 95 en un área concreta. (por ejemplo solo en verbal, o solo en musical, o solo en lógico-matemático, etc.). Es decir, sobresale de forma muy marcada en un ámbito, aunque en otros sea más normalito. Existen diversos talentos simples posibles: verbal, matemático, espacial, creativo, artístico, deportivo, etc., dependiendo de dónde destaque la persona. 

Talento complejo o múltiple

En este caso la persona destaca en varias áreas a la vez, aunque quizás no en todas. Podría considerarse un punto intermedio entre el talento simple y la superdotación. Por ejemplo, un talento académico (según Castelló & Batlle) implicaría altas capacidades combinadas en razonamiento verbal, lógico y memoria (estar sobre el percentil 80 en al menos tres áreas). 

Otro caso es el talento artístico-figurativo, donde alguien sobresale en habilidades espaciales y creativas, por ejemplo. En general, se define talento complejo cuando hay dos o más áreas por encima del percentil 80.  En la práctica, un niño de talento complejo puede ser muy bueno en matemáticas y ciencias, pero quizá no tanto en lenguaje, o viceversa.

¿Qué es ser superdotado dentro de las altas capacidades?

Estos perfiles nos muestran que dentro de las altas capacidades hay mucha variedad. Un error común es pensar que “superdotado” = saca dieces en todo y lo hace todo bien – eso es un mito. En realidad, cada persona con alta capacidad es única: algunos brillan en música, otros en el pensamiento lógico, otros escribiendo historias; algunos son muy equilibrados en todo, otros muy desiguales. Ya en 1971, el Informe Marland en EE. UU. destacó que hay distintos tipos de talento y que la superdotación no es homogénea.

Autores posteriores han ampliado esa visión: por ejemplo, el canadiense Francoys Gagné estimó en 1991 que hasta un 10% de la población podría considerarse “dotada” si incluimos múltiples formas de talento. Por otro lado, Joseph Renzulli, señalando incluso la creatividad y la motivación, llegó a proponer que hasta un 20% de estudiantes podrían necesitar programas de enriquecimiento si consideramos un concepto amplio de altas capacidades. 

Ahora bien, esto no quiere decir que 1 de cada 5 personas sea “superdotada” en el sentido clásico, sino que, dependiendo de cómo definamos y midamos el potencial, la población de altas capacidades puede ser mucho más numerosa y diversa de lo que un criterio estrictamente psicométrico sugeriría.

Distribución de las altas capacidades

Hablemos ahora de estadísticas y distribución: ¿cuántas personas tienen altas capacidades intelectuales y cómo están siendo identificadas? Este punto es crucial para entender el “reparto” real de las ACI en la sociedad.

Por definición estadística, si tomamos el criterio clásico de CI≥130, alrededor del 2% de la población entraría en altas capacidades. Y si ampliamos a CI≥120 (un criterio más flexible que algunos defienden), estaríamos hablando aproximadamente del 10% superior.

En España, tradicionalmente las administraciones educativas usaban el CI130 (2%) como referencia. Sin embargo, los datos muestran que muy pocos alumnos están siendo identificados oficialmente como ACI. Según las cifras del Ministerio de Educación, en el curso 2021-2022 solo un 0,5% del alumnado estaba identificado como de altas capacidades (46.238 estudiantes de un total de unos 8.3 millones). ¡Medio por ciento nada más! Esto indica que hay miles de niños con ACI “ocultos”. De hecho, tomando ese 2% esperado, deberían ser al menos unos 180.000 alumnos en España, lo que implica que aproximadamente el 85-90% no han sido detectados ni reciben apoyo específico.

Por otro lado, hay otros cálculos aún más amplios que hablan de un desfase mayor: especialistas señalan que el porcentaje podría ser superior al 5% fácilmente, lo que significaría que más del 90% no está identificado

En informes recientes se llega a estimar que hasta un 98% del alumnado con ACI no está evaluado ni atendido adecuadamente en España.  

¿Por qué hay tantos casos de altas capacidades sin diagnosticar?

Como podrás deducir, la inmensa mayoría de los niños con alta capacidad pasan inadvertidos en el sistema educativo actual. Para entender este fenómeno, los expertos apuntan a varias razones: desconocimiento, prejuicios y falta de formación en los centros escolares, pero también criterios de identificación dispares según la región​.

En España, cada comunidad autónoma hasta hace poco aplicaba su propio criterio para reconocer ACI. Por ejemplo, en Andalucía se amplió la definición hasta el 10% superior (incluyendo talentos específicos), mientras que en otras regiones se mantenía el corte del 2% puro. Es decir, esta falta de un modelo unificado ha hecho que regiones como Andalucía o Murcia reporten más alumnos identificados (en torno al 1% de sus estudiantes, aún bajo) mientras que otras como Cataluña o Madrid tengan cifras bajísimas (0,2-0,3%). Andalucía, con programas proactivos, llegó a identificar a poco más del 1% (casi 17.000 alumnos, concentrando el 41% de todos los identificados del país), mientras comunidades como la Valenciana tenían apenas el 0,13% de identificados.

En general, ninguna alcanzó ese 10% teórico. La media nacional de 0,5% en 2021-22 es un “techo” aún muy lejos de lo esperado.

Como consecuencia de esta infradetección, muchos niños ACI no reciben adaptaciones ni enriquecimiento, y un porcentaje alarmante acaba frustrado o con bajo rendimiento. Estudios del Ministerio de Educación estiman que alrededor de un 50% de los superdotados podría acabar fracasando escolarmente si no se les identifica y apoya a tiempo. De hecho, se ha reportado que aproximadamente 7 de cada 10 alumnos con ACI rinden por debajo de sus posibilidades en el sistema actual​ una enorme pérdida de talento para la sociedad.

¿Cómo afecta la brecha de género en la identificación de las altas capacidades?

Un dato preocupante en la distribución de ACI es la brecha de género en la identificación. Estadísticas oficiales muestran que aproximadamente 65% de los alumnos identificados son varones frente a 35% mujeres, una proporción muy desequilibrada. 

Pero, ¿significa esto que hay más niños superdotados que niñas? En realidad, los estudios sugieren que niñas y niños poseen altas capacidades en proporciones similares, pero las niñas tienden a pasar más desapercibidas. Factores culturales y sociales influyen: muchas niñas con ACI optan por no “destacar” académicamente para encajar mejor (de ahí el título del libro “Destacar o callar” de Carmen Sanz Chacón, 2024, que analiza este fenómeno). 

Es común que la niña superdotada intente camuflar su capacidad para no ser etiquetada de “repelente” o para no atraer envidias. Por ello, expertos piden prestar especial atención a la detección de altas capacidades en niñas, combatiendo estereotipos que todavía persisten.

Altas capacidades en niños vs. en adultos

Cuando pensamos en altas capacidades, solemos imaginar a un niño prodigio. ¿Pero qué ocurre con los adultos? Las altas capacidades en adultos es un tema menos visible, pero igualmente importante. Muchos adultos superdotados ni siquiera saben que lo son. De hecho, se estima que 9 de cada 10 personas superdotadas nunca fueron identificadas correctamente. Esto tiene sentido: décadas atrás había incluso menos conciencia sobre el tema que ahora, así que gran parte de los niños de entonces (hoy adultos) pasaron desapercibidos.

Un adulto con altas capacidades no deja de tenerlas al crecer, simplemente ha aprendido a vivir con ellas (a veces con éxito y otras con dificultades). Algunos logran canalizar su potencial y destacan en sus campos profesionales (aunque nunca hayan tenido la “etiqueta” de superdotado).

No obstante, otros sufren en silencio ciertos problemas típicos: hiperexigencia consigo mismos, sensación de incomprensión o soledad, dificultades para encajar en entornos laborales rutinarios, o incluso problemas emocionales. En muchos casos, adultos muy brillantes han vivido sintiéndose “raros” o fuera de lugar hasta que descubren, quizá a los 40 años, que aquel puzzle encaja bajo el perfil de alta capacidad.

Saber y comprender esto puede ser liberador, pues entienden mejor su trayectoria vital y buscan apoyo o grupos de pares. Por fortuna, hoy existen cada vez más recursos para adultos con ACI: asociaciones, psicólogos especializados, coaching profesional, etc., que ayudan a aprovechar sus talentos y manejar las áreas complicadas (como la gestión de la ansiedad o las relaciones sociales).

¿Y cómo puede un adulto averiguar si tiene altas capacidades? Bien, aquí entramos al siguiente punto.

 

¿Cómo es la identificación y test de altas capacidades?

La identificación de las altas capacidades se realiza mediante evaluaciones psicopedagógicas completas. No basta un único examen; suele incluir entrevistas, observación de comportamientos, y por supuesto test de inteligencia estandarizados

En niños, es común aplicar escalas WISC-V (una prueba de inteligencia infantil ampliamente usada) que mide distintas áreas cognitivas: comprensión verbal, razonamiento perceptivo, memoria de trabajo, velocidad de procesamiento, etc. 

En adultos, se utiliza su equivalente, la WAIS-IV, para medir la capacidad cognitiva general hasta los 90 años. Estas escalas proporcionan un CI global y también puntuaciones en subcomponentes. Por ejemplo, quizá una persona tenga 140 en verbal pero 110 en velocidad de procesamiento. 

Además de las escalas Wechsler, hay tests específicos como las Matrices de Raven (que evalúan inteligencia no verbal y visoespacial), o test de creatividad y funciones ejecutivas cuando se busca un perfil más completo. Un estudiante realizando una prueba escrita. Los test de inteligencia, junto con otros instrumentos, ayudan a diagnosticar las altas capacidades de forma rigurosa.

¿Qué papel tiene la evaluación para el diagnóstico de las altas capacidades?

Respecto a la evaluación, es importante que la realice un psicólogo especializado en altas capacidades, ya que interpretar los resultados no es algo trivial. Por ejemplo, un niño puede no alcanzar CI=130 pero mostrar un perfil cognitivo muy heterogéneo con picos altísimos en algunas áreas. Por tanto, un profesional con experiencia sabrá reconocer un posible talento específico aunque la puntuación global “se quede” en 125. Asimismo, se valoran indicadores cualitativos: creatividad excepcional, hipersensibilidad, pensamiento fuera de lo común, etc., porque, como dijimos, no todo es el número del CI. 

 

Para los padres que se preguntan “¿Tiene mi hijo altas capacidades?”, suele haber indicadores tempranos: empezó a hablar o leer pronto, demuestra memoria prodigiosa, hace preguntas inusuales, se aburre en clase porque todo lo entiende a la primera, tiene una imaginación desbordante o una sensibilidad llamativa. Así que, si varias de estas señales coinciden, puede ser recomendable realizar un test de altas capacidades con profesionales (orientadores escolares o psicólogos externos) para salir de dudas. La identificación temprana es positiva porque permite ajustar su educación a sus necesidades y evitar problemas de desmotivación o aislamiento.

En el caso de adultos, también pueden evaluarse mediante tests (WAIS-IV, Raven, etc.) si desean confirmarlo. Muchas asociaciones de superdotados ofrecen servicios de evaluación para adultos que sospechan tener ACI. Identificarse de adulto puede ayudar a entenderse mejor a uno mismo e incluso a conectar con grupos de iguales. No obstante, hay adultos que prefieren no “ponerse la etiqueta” y simplemente buscan apoyo en las áreas que sienten dificultades.

Conclusiones

En conclusión, en esta entrada hemos visto que la ACI: Alta Capacidad Intelectual abarca un espectro amplio y diverso – el “reparto” de características entre quienes tienen altas capacidades es muy variado. Tal y como hemos visto, no hay un único modelo de persona superdotada: las hay matemáticas, verbales, creativas, sociales; algunos son niños de sobresalientes y otros pasaban distraídos; algunas fueron identificadas a tiempo y muchas otras no.

De hecho, lo importante, llegados a este punto es comprender y apreciar esta diversidad, derribando mitos. Es más, las altas capacidades no garantizan el éxito (necesitan apoyo educativo y emocional), pero tampoco son un estigmason simplemente una característica más, como puede serlo el talento deportivo o musical, que requiere un entorno adecuado para florecer. Cuidado, esto es vital que maestros y padres lo entiendan al 100%.

Afortunadamente, la visión sobre las altas capacidades está evolucionando. Cada vez más colegios implementan programas de enriquecimiento, formación docente y protocolos de identificación temprana.

También aumenta la información disponible para padres y maestros sobre qué son las altas capacidades y cómo manejarlas. Queda camino por recorrer, pues la mayoría de niños ACI siguen sin ser reconocidos y atendidos (recordemos ese 0,5% identificado frente al ~2-5% esperado). Pero esto cambiará con divulgación, formación y políticas educativas. Recordemos que la alta capacidad tiene un potencial valioso que, bien acompañado, beneficia no solo al individuo sino a toda la sociedad.

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