La discapacidad visual afecta a miles de estudiantes y plantea retos en el aula. En España, existen cerca de un millón de personas con discapacidad visual, según el Instituto Nacional de Estadística.
Por este motivo, en esta entrada vamos a explorar qué es la discapacidad visual, sus tipos, cómo la aborda la LOMLOE, qué adaptaciones curriculares aplicar y qué recursos educativos accesibles existen.
¿Preparado/a? ¡Vamos!
¿Qué es la discapacidad visual?
La discapacidad visual se refiere a una disminución total o parcial de la capacidad de ver. Se mide mediante parámetros clínicos como la agudeza visual, el campo visual o la capacidad de lectura de cerca y de lejos.
En otras palabras, incluye desde personas con ceguera total (que no perciben ninguna imagen o solo distinguen luz y oscuridad) hasta personas con resto de visión muy limitado pese al uso de gafas u otras ayudas.
Esta condición va más allá de la salud ocular; impacta múltiples aspectos de la vida diaria. Por ejemplo, dificulta la movilidad autónoma, la realización de tareas cotidianas y, especialmente, el acceso a la educación e información.
Además, conlleva barreras no solo físicas (p. ej., obstáculos arquitectónicos) sino también sociales y actitudinales.
¿Cuáles son los tipos de discapacidad visual en el aula?
Por otro lado, es importante mencionar que la discapacidad visual puede ser congénita (desde el nacimiento) o adquirida más tarde. Esto influye en cómo el estudiante ha desarrollado habilidades alternativas.
Un niño ciego de nacimiento aprenderá desde temprano Braille y orientación espacial, mientras que otro que pierde visión gradualmente puede necesitar readaptar su forma de leer o escribir.
En el contexto educativo, los tipos de discapacidad visual más comunes que podemos encontrar en el aula son principalmente dos: ceguera y baja visión (también llamada deficiencia visual). Aunque cada estudiante es único, comprender estas categorías ayuda a adaptar la enseñanza.
- Ceguera total. Implica una ausencia completa de la visión. El alumno no ve nada o solo percibe destellos de luz sin forma. Necesita material táctil o auditivo y apoyo constante para interactuar con los contenidos académicos. Por ejemplo, usará Braille o audio descripción en lugar de texto impreso.
- Baja visión (ceguera parcial). En este caso, es una capacidad visual muy reducida incluso con la mejor corrección posible. Por ejemplo, el alumno puede distinguir formas o leer texto grande a muy corta distancia, pero con gran dificultad y esfuerzo. Además, suele requerir ayudas ópticas (como lupas electrónicas) y ajustes en el entorno, como buena iluminación y contraste.
¿Qué establece la LOMLOE para el alumnado con discapacidad visual?
Como sabrás, la LOMLOE (Ley Orgánica 3/2020, que reforma la Ley de Educación) refuerza el compromiso con la educación inclusiva. Esta ley reconoce que la inclusión educativa es un derecho humano de todo alumno, tenga o no discapacidad.
Por ello, integra al alumnado con discapacidad visual dentro del grupo de ACNEE o NEE (Alumnos con Necesidades Educativas Especiales), garantizando apoyos específicos.
Además, la LOMLOE introduce de forma explícita principios como el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), que promueve adaptar la enseñanza desde el diseño para atender a la diversidad.
La ley establece que los centros deben proporcionar los recursos de apoyo necesarios y realizar las adaptaciones curriculares oportunas para el alumnado con discapacidad.
Por ejemplo, contempla adaptaciones de acceso al currículo, metodologías activas inclusivas, uso de herramientas digitales de apoyo y la presencia de profesionales especializados.
De hecho, es agracias a este marco legal que, en la actualidad, más del 99% del alumnado con discapacidad visual en España está escolarizado en centros ordinarios (no especiales), conviviendo con sus compañeros videntes.
Estos estudiantes siguen el currículo oficial, pero con apoyos adicionales: materiales adaptados, maestros de pedagogía terapéutica, entre otros.
¿Qué adaptaciones curriculares necesita el alumnado con discapacidad visual?
La presencia de un alumno con discapacidad visual en el aula requiere realizar ciertas adaptaciones curriculares y metodológicas para garantizar su pleno acceso al aprendizaje.
Estas adaptaciones no implican bajar el nivel de exigencia, sino cambiar la forma de presentar los contenidos y evaluar, manteniendo los mismos objetivos educativos. A continuación, destacamos una serie de medidas clave:
- Adaptaciones de acceso al currículo. Se trata de modificaciones en la forma en que el estudiante accede a la información y demuestra sus conocimientos.
- Metodología didáctica inclusiva. El docente debe emplear medios alternativos a la vista como tal para enseñar. Por ejemplo, al explicar gráficos o mapas en clase, acompañarlos de láminas táctiles o descripciones verbales detalladas.
- Apoyo humano y social. Contar con un maestro de apoyo especializado. Por ejemplo, un especialista en pedagogía terapéutica, es crucial. Entre sus colaboraciones, destacan la de adaptar materiales como preparar exámenes en Braille, entre otras.
¿Qué recursos educativos accesibles existen para el alumnado con discapacidad visual?
Bien, por suerte, hoy disponemos de numerosos recursos educativos accesibles para discapacidad visual que facilitan el aprendizaje. Estas herramientas y materiales permiten que los estudiantes con poca visión o ceguera accedan a la información en igualdad de condiciones. Entre los recursos principales, destacan:
- Materiales en Braille y macrotipo. El Braille es el sistema de lectoescritura táctil usado por personas ciegas. Existen libros de texto transcritos a Braille, elaborados por servicios especializados como el Servicio Bibliográfico de la ONCE, que prepara libros de texto en Braille y en audio, además de materiales en relieve.
- Tecnologías de apoyo (tiflotecnología). Por poner un ejemplo, los lectores de pantalla (software como NVDA o JAWS) convierten el texto digital en voz o Braille, permitiendo al estudiante usar ordenadores y tabletas.
- Recursos didácticos adaptados. Diferentes instituciones ofrecen ya recursos diseñados específicamente para la inclusión. La ONCE, a través de sus Centros de Recursos Educativos, facilita juegos didácticos accesibles, aplicaciones educativas adaptadas y materiales multisensoriales
Es importante recordar que hacer los recursos accesibles beneficia a todos. Cuando los contenidos educativos se diseñan considerando diversas necesidades (principio de diseño universal), se enriquece la experiencia educativa general.
Conclusión
En resumen, podemos decir que comprender la discapacidad visual y aplicar adaptaciones curriculares adecuadas garantiza que todo el alumnado participe en igualdad de condiciones.
De hecho, como ya hemos dicho, la LOMLOE refuerza este derecho y promueve el Diseño Universal para el Aprendizaje, implicando a centros, familias y entidades como la ONCE.
Con recursos accesibles, desde materiales en Braille hasta tecnología tiflotécnica, y una actitud inclusiva, la escuela resulta ser una suerte de espacio donde cada estudiante desarrolla su máximo potencial.
Esperamos que esta entrada haya sido interesante para ti y que hayas aprendido algo nuevo. ¡Te vemos pronto por el Blog de Academikast!
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